NAPOLEÓN Y CATALUNYA
Con este título la Biblioteca de Peralada recuerda el bicentenario de la invasión napoleónica en Cataluña y su repercusión en lugares próximos como Figueres, Roses o Girona, y, otros, no tan próximos como Barcelona o Tortosa. Y, lo hace mediante la exhibición de documentos, grabados y manuscritos –complementado con piezas del museo como armas, objetos de vidrio y de la colección numismática-, de excepcional importancia. Material procedente de la Biblioteca de los condes de Peralada, los últimos miembros de la dinastía Rocabertí, y de los fondos adquiridos por Miquel Mateu a partir de 1923, hoy preservados en la Biblioteca y archivo de Peralada.
Por supuesto, el principal protagonista de la efeméride es Napoleón quien, después de firmar el “Tratado de Fontainebleau” (1807) -según el cual la corona española permitía el paso de las tropas francesas para invadir Portugal-, actúa a traición y ocupa las fortificaciones de Barcelona y de Figueres, hechos que provocan un sentimiento de rebeldía en la población catalana y desencadenan la futura confrontación bélica.
Tanto la biografía del principal promotor de esta perturbación en la península ibérica como las diversas reacciones, en contra o a favor, los conocidos como afrancesados, han quedado reflejadas en numerosa bibliografía, de la cual podemos mostrar ejemplares raros y curiosos en la exposición sobre la “Guerra del Francés”. Sobresalen algunos elementos iconográficos como los grabados-retratos de Napoleón y mapas de diferentes sitos, o bien documentos coetáneos como decretos y bandos.
Las plazas de Figueres y Roses consideradas estratégicas por garantizar el avituallamiento y las provisiones, por la situación camino de Francia por tierra y por mar, fueron ocupadas. El “Piano della Fortezza di Figueras” (1811), del general napoleónico e ingeniero italiano, “Camillo Vacani”, completa, entre otros, la documentación relacionada con el castillo de Figueres, de la que destaca el plano original del “Plano de la Plaza de San Fernando que se construie …” (Zermeño, 1753).
El sitio de Roses iniciado en noviembre de 1808, queda explicado por un diario manuscrito donde se refleja, con todo detalle, la situación de la plaza antes de la entrada del ejército y las vicisitudes vividas durante el asedio, que duró un mes escaso. El 6 de diciembre los españoles salían de La Ciudadela de Roses, prisioneros, camino de Francia.
A toda esta situación la villa de Peralada se ve, por decreto, obligada a proporcionar suministros para la guarnición que ocupa la plaza fuerte de Figueres y Roses, a la cual debe proveer de todo tipo de víveres y avituallamiento; especificando la obligación de proporcionar, también, el vino elaborado por la comunidad carmelita de Peralada y conocido como “vi de pahir”, información de suma importancia por ser la primera documentación de elaboración de vino en el Convento del Carme de Peralada. Se manifiestan también los efectos de la contienda sufridos por algún personaje relevante como fue el caso de un miembro de la familia Avinyó, hecho prisionero y fallecido en Francia.
Otro de los protagonistas de la exposición es Álvarez de Castro, gobernador militar de la plaza fuerte de Girona, quién sufrió el sitio del ejército francés en la capital. Tanto el sitio de Girona como el encarcelamiento y muerte del general en el Castillo de Figueres -algunas fuentes apuntan extrañas circunstancias alegando un posible envenenamiento, otros, hacen referencia a una muerte natural-, quedan reflejadas en la muestra con los estudios de militares coetáneos y colaboradores próximos como Haro, Monfort, Francesc Satué, Blas de Fournàs, Marsengo o Guillelmo Minali, y de historiadores de los siglos XIX y XX como Grahit o Pla y Cargol.
No puede faltar la mención a los afrancesados, con figuras relevantes como Tomàs Puig o Josep Garriga. Mención aparte a los bandoleros espías a favor del ejército francés, tal es el caso del sanguinario Boquica, quien traicionó al intermediario, el capitán Narcís Massanas, de Sant Feliu de Guíxols, al que entregó y, como consecuencia, fue juzgado y fusilado. Otros individuos incontrolados actuaron a su antojo tomándose la justicia por su mano, siendo una de las víctimas documentadas el rector de la parroquia de Vilamalla.
El desbarajuste y la degradación del territorio provocado por la invasión napoleónica, tardó años en restablecerse.
Inés Padrosa Gorgot
Biblioteca de Peralada