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La construcción de los jardines del Castillo de Peralada en las últimas décadas del siglo XIX es el objeto de la muestra anual que se celebra en las salas de su biblioteca. Una empresa que formaba parte de las reformas promovidas por los hermanos Antoni de Rocabertí (conde de Peralada) y Tomás de Rocabertí (conde de Savallà), que afectaron tanto al castillo como al adyacente convento del Carmen. La adaptación y embellecimiento de estos espacios supuso la ocasión de crear en torno al castillo-palacio un gran jardín. Con esta idea, los hermanos Rocabertí integraron el Bosch del Comte al conjunto y encargaron a François Duvillers (1807-1881), unos de los principales diseñadores de jardines del momento, el proyecto de su jardín.
En éste se integran las dos principales tendencias del diseño de finales de siglo: por una parte, el modelo de jardín geométrico francés según Le Nôtre (el empleado en Versalles y Chantilly); y, por otra, los parterres y formas sinuosas característicos del paisajismo inglés. El resultado del proyecto contó originalmente con algo más de 3 hectáreas (33.800 metros cuadrados), dando origen a espacios como l’Avenue des orangers, los Chemins vicinaux, el Laberynthe, el Tir au pigeon o el Jeu de cricket. De entre la vegetación incorporada por el francés —al margen de los frutales, plantas y árboles de especies mediterráneas—, figuran algunas especies exóticas de países orientales que completaban el conjunto total de 158 variedades.
En la exposición de la Biblioteca del Castillo de Peralada podrán contemplarse las trazas originales de François Duvillers, así como la correspondencia entre éste y Antoni de Rocabertí recientemente localizada por la comisaria de la muestra, Inés Padrosa i Gorgot, en el Archivo del Reino de Mallorca (Palma de Mallorca). Junto a la documentación que ilustra el proceso de realización del proyecto, también pueden contemplarse álbumes ilustrados como el Catálogo de Plantas del Parque del Conde de Peralada y el Catálogo de frutales del Conde de Peralada, o una edición de la monografía de François Duvillers Les Parcs et Jardins (1878), que incorpora el plano del jardín de Peralada.
Hoy, tanto la distribución del espacio como las especies presentes en el jardín han cambiado. El paso del tiempo, los cambios que responden al gusto y tendencias de los distintos propietarios —primero la familia Rocabertí y, después, desde los años 30 la familia Mateu—, además de la incidencia de condiciones climatológicas extremas como las sufridas en 1956 (el “año del frío”) han provocado estas transformaciones. Jardines de papel podrá verse en la Biblioteca del Museo del Castillo de Peralada hasta la primavera de 2012 en su horario de visitas habitual (puede consultarse en el enlace que figura al final de esta noticia). Y, por primera vez en su historia, los jardines se abren al público de martes a sábado: en horario de verano (a las 11h y 19h en los meses de julio y agosto) y de primavera-otoño (a las 11h y a las 17.30h en los meses de abril-junio y septiembre-octubre).