La iglesia es gótica. En el tímpano de la fachada destaca un grupo escultórico de la Virgen con el Niño flanqueado por ángeles, de mediados del siglo XIV. Es de una sola nave con capillas laterales y cubierta de madera, es decir, responde al tipo usual de iglesia gótica catalana de orden mendicante.
Esta es la iglesia del convento, aunque mucha gente la conoce como la capilla del castillo. A pesar de ser gótica, en el interior se aprecia una importante restauración llevada a cabo por los condes a finales del siglo XIX, que pretendía recuperar el estilo gótico que había quedado enmascarado a causa de las reformas barrocas llevadas a cabo por los frailes mientras habían habitado el convento.
El ábside, por ejemplo, se rehízo completamente en estilo gótico. Se estucó toda la nave imitando los sillares del ábside y al derruir la falsa bóveda se descubrió el artesonado policromado gótico, original de la iglesia. Esta restauración comportó también la excavación de una gran cripta funeraria, sobre la que se extendió un suelo de azulejos con el arma parlante de los Rocabertí, el roque.