Vida detenida & Waiting for the light - Pedro Almodóvar

El arte por el arte

De una forma completamente improvisada y sin buscarlo. De este modo entró Pedro Almodóvar en la fotografía de los bodegones. Varios ingredientes conformaron la historia:
una Semana Santa tediosa, un vaso de cristal, una flor y la luz que entra por la ventana. A ello se sumaron maestros como Zurbarán o los pintores realistas madrileños Antonio López o /Isabel Quintanilla, que entraban en escena a través de años y años de dedicación a ese acto tan sencillo como es el de admirar y plasmar la belleza de los frutos que la naturaleza nos ofrece, y hacerlos dialogar con las creaciones de los diseñadores, artistas y artesanos admirados por el director y que forman parte de su hogar, de su día a día. Lo normal y lo ordinario constituyen ese paraíso cercano que nos rodea, esos objetos que nos conocen y a los que nosotros reconocemos como parte de nuestra existencia y que tendrán, por ello, su cuota de protagonismo en las películas de Pedro Almodóvar como parte de un escenario.

Desde las esculturas de Miquel Navarro hasta los diseños de Ettore Sottsass, los pequeños souvenirs de Jeff Koons o los jarrones anónimos vintage; todos ellos adquieren un nuevo significado delante de la cámara fotográfica que los inmortaliza.

Es el arte por el arte, el deleite de la contemplación estética, la entrega a un acto sin una finalidad concreta que no sea la de atraparnos en nuestra necesidad por satisfacer nuestro impulso vital estético, un impulso que nos lleva a entregarnos a aquello que no se puede medir ni cuantificar. Seguramente idéntico a ese primer acto estético de la humanidad que fue el contemplar una flor y, en ese mismo instante, amarla.